miércoles, 19 de noviembre de 2014

UNA HABITACIÓN ES NUESTRO UNIVERSO

Dentro de la cabaña a la orilla de la playa te observo en silencio recostada contra la madera vieja de una ventana, me hipnotiza ese vestido blanco vaporoso que llevas puesto, será porque con la menor brisa del mar la fina tela marca tu exquisita figura y me augura la turgencia de tus carnes. Sabes que te contemplo, aún así finges mirar el mar dándome la espalda y yo me levanto de la cama acercándome lento, disfrutando cada paso que doy hasta pegarme a ti, sin afán pongo una mano en tu cadera y con la otra recojo tu pelo para dejarte la nuca al descubierto.

Mi boca se acerca y con mis labios te beso disfrutando cada toque, regocigándome con los finos cabellos que se crispan en tu cuello mientras te pego más a mí sintiéndote, ahora solo la delgada tela blanca separa tu piel de la mía. Mi mano en tu cadera sube hasta tu ombligo, las yemas de mis dedos pasean descaradas por cada poro de tu vientre, lo palpan, lo saborean, ahora puedo sentir como aumenta el ritmo de tu respiración en un galope desbocado que anuncia la rendición, la entrega.

Mis labios continúa jugueteando con tu nuca y tu cuerpo comienza a tener su propio movimiento, ahora eres tu quien se pega mas a mí, puedes sentir como mi cuerpo se despierta contra el tuyo y mis labios suben a tu oreja. Mi palma también hace lo propio por tu vientre despacio como aprendiéndose el camino de memoria hasta tus senos.

Con tu cabello cogido en mi otra mano hago girar tu cara para besarte, tus caderas comienzan a moverse en un vaivén en un deseo loco por sentir eso que le hace presión a tu cuerpo y que crece cálidamente pegado a tus nalgas. Tras un eterno recorrido mi mano llega al nacimiento de tus senos, la detengo ahí solo un segundo para que desees que siga su camino, mientras mi boca encuentra la tuya en un desenfreno de labios y lujuria.

La punta de nuestras lenguas juegan en un ritmo cadencioso y nuestro aliento ya es uno solo, un jadeo armónico que sigue los movimientos de tu cadera, como si el roce de nuestros cuerpos fuera a desaparecer la tela que los separa. El tiempo se congela y seguimos ahí pegados mi mano sube por tu seno deleitándose al tacto suave, pero consiente que despierta con sus caricias las cimas de tus tentadoras colinas.

Lentas escalan mis yemas y tras ellas los dedos y luego la palma, cuando mi mano llega a la cima se regodea con su suave tacto, disfruta cada centímetro de piel erizada, mis dedos juegan lento con tu pezón despierto por aquel parsimonioso recorrido. Tu espalda se arquea esperando sentir aun más al intruso que presiona entre tus nalgas.

Y yo suelto tu cabello para que mi mano se deslice por tu espalda buscando el sur de tu anatomía, mi mano derecha ahora pasa jugando de uno de tus senos al otro, los dibujo con la yema de mis dedos. Tu boca ahora está en mi oído, mientras yo beso todo tu cuello jadeas despacio, como si quisieras disimular cuanto te gustan mis caricias.

Mi mano izquierda recorre despacito todo tu costado hasta la cadera, ahora mis dedos van recogiendo la tela de tu falda que sube despacio dejando ver el canela de tus piernas, ya sin ella se hace más cálido el tacto entre nuestros cuerpos. Por primera vez tus manos se mueven buscando liberar de su cárcel de tela al intruso que palpita pegado a ti.

Con las manos tras la espalda buscas a tientas soltar el cordón blanco que sostiene mis pantalones, como puedes lo logras y caen dejando que el contacto de nuestras pieles sea directo, tan cálido y fuerte como un hierro de forja cuando toca el agua. Aquel intruso caliente y duro que está ahora pegado a la suavidad de tus carnes te hace soltar un gemido sonoro que invade el cuarto.

Mis manos no se quieren quedar atrás, así que se unen para sacarte el vestido y arrojarlo por el suelo donde se dibujan nuestras siluetas desnudas. No queremos separarnos uno del otro eso es claro, ahora sin barreras mi mano derecha retoma tus senos como prisioneros y la izquierda dibuja una línea recta hacia el sur de tu ombligo.

Al llegar a su destino no puedes ocultar que estas excitada, tu cuerpo te delata, el solo roce de mis dedos con tu sexo hace que en un respingo eches hacia atrás tu cadera y sientas con mayor presencia a tu intruso. Giras la cabeza buscando mi boca con desespero, me comes la boca como si tu vida dependiera de ello, muerdes mi labio inferior y juegas con tu lengua en mi boca.

Yo respondo explorando con mis dedos en medio de tus piernas, siento la humedad ahogando mis dedos, es el premio a mis juegos en tu interior. Mi mano perdida entre tus piernas continúa con descaro robándote pequeños quejidos, saco despacio mis dedos juguetones ungidos en tu humedad y quiero probarlos, quiero tener ese sabor en mi boca y esa fragancia metida en mi nariz.

Me encanta tu sabor, me domina tu olor, es tanto el deseo que me produce que quiero probarlos directamente de la fuente, decido entonces bajar besando tu espalda incrementando tu deseo. Te agarras del marco de la ventana, solo el mar espía nuestro placer, ahora mi boca hace un camino a lo largo de tu espalda, un camino de besos y pequeños lengüetazos.

Llego al final de la espalda donde dos pequeñas depresiones que señalan el inicio del coxis, le doy un beso francés a cada una de ellas y continuo en mi travesía, tu sabes bien que busco y automáticamente comienzas a recostarte hacia delante contra la ventana, sin doblar las rodillas. Empinas un poquito más tu cola y allí me encuentro frente al manjar más apetecido y deseado por tanto tiempo, aguanto mis embates y decido comenzar despacio a disfrutarlo.

Mis manos ahora son dueñas cada una de una de tus nalgas, el tacto es durito, suave y tibio. Suavemente las separo para dejar a mi merced mi premio, su sola imagen me hipnotiza, me atrae; sin pensarlo mi boca busca un beso largo, mi lengua comienza a explorar despacio ese mar de sabores y a cada segundo quiero hundirme más en ti.

Mi lengua tiene vida propia, es una anguila sin control que explora cada rincón, cada sabor de tu cuerpo y mi rostro se pierde entre tus nalgas. Tu solo te aferras y exhalas sonidos guturales y jadeos cargados de sensualidad, mientras mi boca no cede en su empeño de devorarte mis manos facilitan mi acceso. Ahora no se si yo te devoro o es tu cuerpo el que lo hace conmigo.

Mi rostro esta empapado en tus ríos de placer, por tus piernas bajan pequeños hilos brillantes de humedad, mi nariz te respira por completo, tengo tu aroma de mujer excitada grabado a fuego en la memoria. Y aunque mi sed por tu sexo aun no se ha saciado separo mi boca de tu manjar, me relamo los labios como todo un goloso porque he decidido cambiar de arma en esta guerra por arrancarte un orgasmo.

Tú giras la cara y me miras por encima de tu hombro con cara de niña viciosa, pidiendo más con tu mirada. Y fijas tus ojos en ese intruso que antes sentías y que ahora contemplas con deseo, así que decido ponerlo en la entrada a tu cuerpo, su cabeza señala el camino que seguirá. Una gota traslucida brilla en su punta, de pronto una de tus manos abandona el marco de la ventana y agachándote aparece entre tus piernas para con un dedo robarte esa gota y llevarla directo a tu boca.
Haces cara de picara que inmediatamente se transfigura en el rostro de una mujer muerta de deseo y tu voz ordena casi a punto de quebrarse: Métemelo!!!. Así que sin pensarlo dos veces empujo todo el peso de mi cuerpo hacia ti, el intruso se afianza en la entrada de tu sexo y comienza a entrar como un ariete que rinde tus defensas a mi merced. Tú gimes profundo, sientes como cada centímetro de esa mole de carne va metiéndose sin piedad dentro de ti.

El roce de sus venas contra tus paredes húmedas, poro a poro tu sexo se va tragando por entero al mío y yo siento ese infierno mojado que me recibe quemándome con placer. Desde mi privilegiado punto de vista disfruto de ensartarte lentamente no alcanzo a ver tu cara pero puedo imaginarme tu gesto.

Así llego por entero a estar dentro de ti, mi vientre se pega a tus carnes y parecen que ambos sexos el tuyo y el mío fueron hechos para encajar el uno en el otro, pongo mi mano derecha en tu cadera y la izquierda coge tu cabello y lo agarra en una cola de caballo. Empiezo a sacarlo y veo como la humedad lo hace brillar dibujando cada vena en él, lo saco casi hasta que la cabeza está fuera de ti y de un solo envión vuelvo a meterme en tu cuerpo.

Tus gemidos ya casi son gritos, tienes el cabello en tu rostro, ahora mi ritmo de embestidas aumenta; entro y salgo de ti con mayor rapidez, con mi mano controlo el ritmo de tu cadera y jalo tu cabello para verte la carita de placer que estas poniendo. Arqueas tu espalda y sigo con mi placentera labor, me pides que no pare porque estas a punto de llegar, así que con ambas manos me apoyo en tus hombros y hago más fuerza al entrar en ti.

Los movimientos son bestiales, las palabras son obscenas, el sudor hace pequeños ríos en tu espalda. Veo gotas rodar por tus senos hasta los pezones que bailan por la fuerza de mis embestidas, ahora eres mía, no quieres ni deseas a nadie más dentro de ti. Solo quieres que ese ruido al choque de tus nalgas con mi vientre aumente y sientes que un volcán va a explotar entre tus piernas, un incontenible estornudo de placer.

El ritmo es frenético, parece que vas a exhalar un grito mudo y finalmente tu espalda se encorva, tus uñas se clavan en la ventana, mientras tu cuerpo tiembla sin control y yo siento como de tu cuerpo sale un manantial de humedad que me baña deliciosamente, como un cálido rio que emana sin control. Tu cuerpo se desgonza pero yo aun te tengo agarrada por los hombros y pegada a mí.

Así que lentamente salgo de tu cuerpo y te giro para darte un largo beso para que nuestras bocas se coman una a la otra, ahora soy yo quien te digo con un tono de orden: quiero venirme en tu boca !!!, sonríes ante la orden que por demás disfrutas dándole un descanso a tus piernas te arrodillas en el suelo y con tu rostro frente a mi sexo que te señala aun duro y brillante de humedad tu boca se dirige a la punta y tus labios comienzan a engullirlo.

Primero solo su cabeza roja, jugando con la punta de tu lengua mientras la tienes atrapada entre tus labios, veo como pones tus manos a los lados de mis piernas y sin quitarme los ojos de encima vas abriendo la boca aun más. Estoy hipnotizado no sé si mirar tus ojos o tu boca golosa tu mientras vez mi expresión de placer, sonríes, sabes que ahora eres la dueña de ese ariete que solo tú puedes liberar de la presión.

Disfruto viendo como tu boca aloja todo mi sexo con tu sabor aun en él, de rodillas pones tu mano derecha agarrando la base de mi pene para poderlo sacar de tu boca, en un gesto que hunde tus mejillas y yo me siento en el cielo, o en el infierno, ahora es tu desquite aumentas el ritmo pues sabes en que terminara tu maldad y es lo que buscas.

Mis manos se han asido de tu cabeza y ya no sigo tu ritmo, ahora con fuerza enfundo mi sexo en tu boca y tus ojos solo me miran con lujuria, saben que ya no aguanto, que estoy a punto de explotar. Siento como desde muy dentro de mi cabalga un placer desbocado que busca salir, lo sabes puedes sentirlo palpitando entre tus labios y con solo verme.
Así que lo engulles de un solo bocado y ahora soy yo quien emana un rio que va a caer dentro de tu boquita, paladeas con descaro mi sabor, tragando al mismo tiempo que conviertes tu boca en una prisión de la que no quiero escapar, estoy atrapado mientras sacias tu sed y cada estertor de placer te da un poco más del manjar que deseas.


Así con un orgasmo interminable te veo sonreír sin sacártelo aun de la boca, mirándome con cara de la niña buena que ha hecho bien su labor y me dices con voz de consentida: quiero otra vez!!!, sonrío al ver un pequeño hilo brillante salir por la comisura de tus labios hacia tu mentón, con un dedo lo recoges y te lo chupas. Yo te jalo hacia mi poniéndote de pie y te llevo cargada desnuda hacia la cama donde nos acostamos en forma de cucharita pero sin dormir, solo sintiendo nuestra respiración y dejando caer de los labios uno que otro Te quiero.

Efecto dominó

La luz de la mañana se cuela por entre las persianas viejas, iluminando por pedazos los pocos muebles de la pequeña habitación, mientras un azul pálido llena el resto del cuarto. En la cama dos cuerpos bailan en un incansable juego onírico de caricias, ocultos de aquel gélido ambiente bajo las cobijas, en la hoguera de una abrazo sofocante.

Allí, la pasión se expande bajo la piel como una ola incandescente, como un océano embravecido que golpea estrellándose contra las rocas para luego retirarse y arremeter con mayor fuerza. En el fragor de la contienda aparecen los lengüetazos junto con dulces mordiscos en las piernas. Cada uno de ellos es presa de una pirotecnia sin control que los recorre, los enciende poro a poro como en un efecto dominó hasta la tibieza de la propia entrepierna.

Vientres ardientes que a cada embestida se adhieren en una vigorosa fricción, a veces intensa y frenética, otras acompasada y lenta. Los amantes se funden, se aferran, se entrelazan, desdibujando el límite de cada quien se unen como el vaho hirviente se une a un espejo…. y así sin previo aviso la piel explota, el tiempo para.

Luego la quietud asoma su impávido rostro en el campo de batalla, un chorro de claridad se adueña por completo del lugar, dejando al descubierto cada forma inerte y estática, al contacto con el resplandor del medio día.


Mientras, las dos figuras inmóviles esconden en la maraña de piernas y brazos de su unión, el último vestigio de ese fuego devastador que ahora latente aguarda escondido por una caricia, un beso o una mirada que desencadenará de nuevo erupciones volcánicas a flor de piel.

sábado, 1 de noviembre de 2014

PARA EMILIA

Allí esta ella desnuda entre las sombras, la hermosa Emilia, de pie en medio de la buhardilla apenas iluminada por un tenue chorro de luz, que se cuela por entre la cortina roída y sucia de una ventana a medio cubrir. Sus carnes juveniles y delicadas se adivinan en medio de aquel pequeño río luminoso bañado en polvo.

La habitación a primera vista luce tenebrosa y mas pequeña de lo que en realidad es; gracias a ese tono azul pálido que lo llenaba todo, todo excepto la figura vaporosa de Emilia, que contrasta con las borrosas líneas de los chécheres arrumados a su alrededor, llenos del mismo polvo que navega en el aire estático del cuarto.

Congelada en aquel espacio sin tiempo ella parece hipnotizada con su reflejo, se contempla en lo que queda de un viejo espejo ovalado, su delicado cuerpo de muñeca virgen se dibuja desnudo sin pudor frente a sus ojos, por primera vez. Emilia se deleita paseando lento su mirada por las curvas nacientes de sus senos, que se me antojan suaves y cálidos, coronados en la cúspide por rosadas cumbres que crecen llenas de lascivia y deseo. 

Su piel adolescente parece reflejar ese tono frío y azulado del cuarto como si de una estatua de mármol se tratara. Tan solo algunos suaves movimientos de sus dedos, rozando los rubios rizos de su sexo, revelan toda esa vida que a sus tiernos quince años ya hierve en su cuerpo.

Yo la contemplo entre las sombras, estático y silente ...perdido tras algunos muebles sin atreverme a moverme, por miedo a romper la magia de este instante. La observo con mis ojos llenos de su juvenil belleza, como un testigo mudo de ese momento único, mientras mi Emilia se descubre como mujer deseosa de sensaciones, como fuente de su propio placer.

Las yemas de sus manos juguetean suavemente la cadente piel bajo los rizos, explorando el borde de ese abismo entre sus piernas que palpita en hirviente y salado magma. Ahora, el  rostro de Emilia revela ese efecto domino que sucede en su interior, perceptible para mi por un mordisco placentero que le da a su labio.

Desde mi oscuro rincón continúo acechándola mientras envidio su propio tacto, sus dedos siguen a sus ojos como fieles canes buscando aumentar cada roce. Poro a poro Emilia se explora recorriendo su inocente geografía, curioseando la turgencia de sus nalgas, lo afilado de sus caderas y esa profundidad interminable de su sexo.

De pronto, sus rosados labios de colegiala se abren dejando escapar un leve quejido mezcla de descubrimiento y placer. Parece que mi Emilia ha encontrado el gatillo de un océano de sensaciones que la toca en oleadas y su figura se encoge un poco, como si fuera a caerse, pero aun así su mano no abandona el rosado y brillante epicentro de su obsesión.

Por el contrario, el movimiento de sus dedos aumenta en intensidad y su mano libre se apodera de uno de sus apetecibles senos, estrujándolo sin piedad, mientras una mueca incontenible se apodera de su carita de muñeca. La saliva llena mi boca, aquí estoy robándole la privacidad a esta fierecilla sexual que ahora protagoniza sin saberlo el espectáculo voyeur de mi vida. Yo no dejo de contemplarla... la deseo.

Y el inevitable maremagnum llega, sus caricias autoinfligidas logran su cometido, ahora los labios de Emilia se abren como dispuestos a dejar salir un grito que se origina desde el centro mismo de su sexo, escucho entonces un gemido apagado saliendo de su garganta y veo la piel de porcelana de su espalda erizándose, al tiempo que sus ojos se cierran con fuerza.

La inocente niña ha dejado de serlo y su naciente placer brilla en ríos traslúcidos que bajan por sus muslos. Sin prisa abre los ojos, su mano transgresora abandona el interior de aquel sexo húmedo y Emilia curiosa por naturaleza lleva sus dedos olorosos y húmedos a la boca, probando uno y luego dos como un dulce manjar recién descubierto.

Absorta totalmente en su disfrute Emilia gira lentamente con su mirada recorriendo la penumbra, hasta que sus ojos se detienen en el oculto rincón donde acurrucado la espío y ,aunque se que no es posible que me vea en aquella oscuridad, la chiquilla de piel perfecta se sonríe con la malicia de una puta consumada ...y sin pensarlo dos veces Emilia se adentra en las sombras caminando desnuda hacia mi, con sus senos perfectos de cúspides rosadas, con su orgasmo inundándole aquellos rizos que cubren la entrada a su sexo y con la seductora cadencia de un ángel recién convertido en demonio.

COMIENDOME POR FIN A LULU

Hace varios años conocí una niña de mi barrio, tendría unos 14 en aquel tiempo y aunque no tenía tetas y su culo era pequeño había algo en ella que la hacía muy bella: su piel era blanca, tenía el cabello rubio y alborotado lo que junto con sus ojos claros le daban un aire a Janis Jopplin que me encantaba. Ella se llama lucía pero todos le dicen Lulu.

Lulú tenía algo en su mirada que me decía lo puta que podía llegar a ser en la situción adecuada y vaya que quería descubrirlo, pero a ella le gustó fue un amigo mío que le llevaba 10 años, un man bajito, flaco, menudito y metedor de marihuana. Su historia avanzó hasta el punto que mi amigo la embarazó antes de que ella cumpliera los 15 y entonces se fueron a vivir juntos.

Pero bueno, al que le van a dar le guardan dicen en el llano, y en sus ojos veía una picardía como un brillo de morbo cada vez que nos encontrábamos en la calle, aún en compañía de mi amigo.

Finalmente, el año pasado y luego de 6 años términó su relación y con ello los saludos y las charlas se fueron haciendo más seguidos, más picantes y se aumentó el doble sentido. Ahora, cada vez que nos saludabamos nuestras bocas se daban un beso andeneado, el que tratabamos que no se viera muy evidente.

Yo le insinuaba cada vez más mis intenciones, aunque de sobra sabía que ella las conocía desde hace años. Y un día sin esperarlo me escribió por face, entre frases de seducción mutua me dijo que algún día tenía que invitarla a mi casa y tomarnos algo. Ahi sonó un Aleluya de coro angelical en mis oidos y mi verga creció en un instante marcándose bajo la tela del jean.

Sin darle tiempo a pensar le pedí su nuevo número de su celular y quedamos de hablarnos. Dos días después, en la noche del viernes me encontraba con un grupo de amigos jugando a adivinar películas con mímica, en el apartamento de mi mejor amigo, y ante la falta de un jugador decidí llamarla. Total ella estaba a dos cuadras y si decía que no tampoco perdía nada.

Me contestó medio dormida, pero ante la propuesta directa que le hice y la que además estaba implícita en la invitación se animó, me dijo que en 10 minutos llegaba y así fue, me timbró al estar frente al edificio y bajé a la recepcion por ella. Por qué no dejar que llegara al apartamento sola?, pues porque quería hacer lo siguiente: en la oscuridad de la escalera la giré y la tomé del rostro acercándola a mi, para comerle esa boca de labios rosados con todo el deseo que tenía represado en todos esos años de conocerla.

Mientras la besaba con el mayor deseo pegué su delgado cuerpo al mío, para que sintiera mi verga dura contra ella, palpitando por entrar en su cuca y por verla mamándomelo. Allí en la oscuridad, bajé mis manos a su culo y lo acaricie por primera vez, lo acaricie, lo amacé y lo nalguié duro en venganza por tenerme tanto tiempo deseándola.

Ella me besaba con desespero metiendo su lengua hasta el fondo de mi boca y chupándome la lengua como sí me mamara la verga, todo pintaba muy bien. Pero de pronto, se incendió la luz de la escalera porque algún vecino venía bajando y nos separamos como en una reacción automática, para subir como sí no pasará nada. Yo subía detrás de ella viéndole ese pequeño pero deseado culo.

Así que llegamos al apartamento en el quinto piso y al entrar varios de mis amigos, que iban acompañados, se quedaron viéndola con ganas lo que a ella y a mi nos excitó demasiado. Jugamos todo el grupo un buen rato en la sala, muertos de la risa, y en algún punto le dio a mi mejor amigo porque paráramos un segundo para que pudieran fumar. Los fumadores del grupo incluyendo a Lulú se fueron a una habitación vacía en el fondo del pasillo, que tenía una ventana grande hacia dentro del edificio para que el olor a cigarrillo saliera.

Yo no fumo, así que me quedé en la sala charlando con las parejas de mis amigos y riéndonos. Pasado unos minutos decidí ir por Lulú, al ver que algunos de los que se fueron ya regresaban a la sala, la encontré en esa habitación sin bombillo e iluminada por las luces de las ventanas internas de los demás apartamentos. Estaba hablando animadamente con la novia de mi mejor amigo y la hermana, la abracé y haciendo que le prestaba atención a su conversación empecé a tocarle el culo a mi antojo.

Metí mi mano despacio entre su pantalón, un leggins negro, y sentí con mís dedos como el hilo de su tanga se perdía entre sus nalgas duritas, como sí se lo comiera. Mis amigas no se daban cuenta, pues lucía disimulaba muy bien y seguía la charla, dándome algunas miradas de complicidad. Yo mientras, bajaba despacio mis dedos por entre su culo y comencé a jalar suavemente el hilo hacia arriba, para que sintiera la tela tallar su cuca y meterse aún más entre sus labios . La mire mientras lo hacía para disfrutar mi travesura y claro su reacción, ella soló se mordió el labio con una expresión de placer disimulado, pero me seguía el juego.

Así que subiendo la apuesta solté el hilo y metí mis dedos bajando aún más por su culo, hasta que sentí con la yema de mi dedo anular que tocaba la suave rugosidad que forma la apretada entrada de su culo, y lentamente jugué haciendo círculos pequeños sobre él. Lulú me miro con una expresión mezcla de súplica y morbo, sabía que la estaba volviendo loca.

Una de mis amigas ya se había dado cuenta de lo que pasaba, o conociéndome lo intuía, además que sus ojos bajaban a cada rato a mi entrepierna para ver como se me marcaba la verga, no decía nada y parecía disfrutar de ser cómplice en esa situación. Luego de un rato de acariciar el culo de Lulú, sin llegar a penetrarlo, bajé aún más los dedos y toque la entrada empapada de su cuca, estaba anegada por su humedad.

Metí un poco el dedo anular mojándome la mitad y haciéndole circulos dentro. Ya bien empapado lo saqué para devolverlo a su culo y volver a jugar con su pequeña entrada. Ahora, mi dedo lograba colarse en su culo lentamente y abrirlo con suavidad.

Yo la veía hablar mientras tenía medio dedo empalándola, la piel blanca de sus mejillas se había sonrojado y sus labios se mojaban más en saliva. los ojos de Lulú me miraron por dos segundos con un brillo de deseo y una expresión de: “me vas a hacer venir frente a tus amigas”, yo seguí porque me encantaba verla así.

El tema de la charla seguía y yo ponía una cara como sí en verdad pusiera atención. Pero toda mi atención estaba en el calor que abrazaba mi dedo y en como lucía intentaba disimular su excitación. Mi amiga, la que se dio cuenta de mi verga despierta, se llevó a la otra para la sala y yo quedé al fin sólo con lucía en la habitación a medio iluminar. Ellas no cerraron la puerta, así que quedó medio abierta y en la sala se escuchaban las voces animadas jugando de nuevo.

Así que me abalancé sobre la boca de mi pequeña Lucía y mientras nuestras lenguas luchaban entre sí, la pegaba a mi cuerpo para que sintiera el efecto que desde siempre causaba en mi. Nos besamos como locos, desesperadamente y sin pensarlo mucho, tampoco era que nos diera pudor así que continuamos ahí en la ventana, donde nos podían ver desde cualquier otro apartamento.

Yo tenía muchos deseos de chuparle la cuca y en un movimiento me puse detrás de ella y saque con suavidad mi dedo de su culo, lo que le causó un gemido callado y que se cogiera del marco de la ventana con fuerza. Baje entonces besándola desde el cuello, por la espalda hasta su culo pequeño y parado, dándole un parde mordizcos sobre la tela.

Con las dos manos busqué el borde de su leggins y de un jalón lo bajé con todo y el hilo, la cuestión era de ganas y además alguno de mis amigos podía entrar en cualquier momento. Ahí estaba yo, arrodillado detrás de Lulú con su culo blanco y bello frente a mi y ella asomada por la ventana con los ojos cerrados y su pantalón recogido en los tobillos. Hasta deseé que hubiera un espejo para ver aquel espectaculo porno.

Tomé con mis manos cada una de sus nalgas y las abrí para ver mi tesoro, mi premio a la eterna paciencia que no tengo. La entrada de su culito era de un rosado intenso que se desvanecía hasta perderce con lo blanco de su piel, ya estaba un poco abierto y muy brillante por mis juegos anteriores. Su cuca estaba depilada totalmente, era también rosada pero sus labios parecían casi rojos, bueno con la poca luz que entraba así me lo pareció.

Cuando acerque mi nariz su fragancia me embrujó y pensé: así deben oler los ángeles cuando se excitan, así que sin demora con mi lengua empecé a chuparle esa cuquita humeda. Yo veía como emanaban aquellos jugos dulzones por entre sus labios hinchados, y los recogía con mi lengua para paladearlos como si fuera un elixir.

Mientras, todo los demás estaban en la sala jugando a unos 3 metros por el pasillo y la puerta seguía a medio abrir, así que cualquiera que fuera al baño nos habría visto sin necesidad de entrar. Eso me excitaba aún más y con más ganas le metía la lengua a lucía, empapándome el rostro en sus jugos, a la vez me imaginaba la cara de puta que estaría poniendo ella y la posibilidad de que algún vecino la estuviera viendo tan arrecha.

Me separaba de esa deliciosa cuca solo para contemplar su arrugado culito y pasar la lengua sobre el, con un poco de presion la punta de mi lengua lo abrió penetrándola suavemente. Lulú paraba mas su culo y sólo sentía como palpitaba apretándome la lengua y chupándola hacia su interior. Era un sueño, yo me debatía entre chupar como loco y parar a ver lo delicioso que lucía aquel panorama.

Esa cuca abierta con ríos transparente bajando por sus piernas y el culo tan rosado como su cuca pero abierto solo un poquito. Volví a clavar mi cara entre sus nalgas dispuesto a sacarle un orgasmo a lucía como mi premio revancha, le enseñaría a está culicagada lo que se había perdido y como era que un hombre de verdad se la comía.

Con mis dedos abrí bien sus nalgas y su cuca. Pegué bien mi nariz a su culo y con la punta de mi lengua empecé a culiarla cada vez más rápido, entraba y salía de su cuca a un ritmo salvaje. Le escribí con la punta de mi lengua dentro: "eres mi puta" y sin mucha demora lucía la culicagada que se hacia la difícil conmigo, se vino en mi boca agarrándose de la ventana y mojándome toda la cara entre gemidos.

En la sala se escucharon algunas risas y el imprudente de mi mejor amigo gritó desde allá que dejara de comérmela y volviéramos al juego. A mi me dolía la lengua, la quijada y las piernas pero estaba feliz, había logrado lo que deseaba, por su parte Lucía se demoró un rato en volver en sí y yo aproveche para darle pequeños besos a su culo y lamerle los labios.

Ella se recuperó de aquel masivo orgasmo, se subió el pantalón y antes de salir me besó, recorrió con su lengua los alrededores de mi boca limpiando mi rostro de toda aquella humedad, se saboreó regalándome una sonrisa llena de morbo y mientras yo me dirigía a la sala ella entró un momento al baño.

Las burlas y risotadas no se hicieron esperar, pero a mi no me importaba nada, estaba en la gloria pues sabía que la noche era joven. Finalmente, jugamos otro rato más con mis amigos como hasta las 3 de la mañana, para luego venirnos a mi casa y tener sexo el resto de la noche hasta que empezó a amanecer y así abrazados, con mi verga aún dentro de Lulú escuchamos los pajaros cantar mientras clareaba el cielo.

ME COMI A MI MEJOR AMIGA

Se puede tener sexo con tu mejor amigo(a) y seguir teniendo la misma amistad?...... Si, si se puede si ambos estan en sintonía y piensan de la misma forma. Esto me sucedió hace algunos años, en aquel tiempo tenía una buena amiga Adriana* con la que compartíamos mucho tiempo.

El mayor atractivo de mi mejor amiga eran sus enormes tetas, no exagero eran grandes, voluminosas y tan blancas como ella misma, con pezones rosados pequeños pero puntiagudos, que se marcaban en su camiseta atrayendo mis ojos y despertando mis más oscuros deseos por probarlos.

Pero a pesar de que hablábamos de todo sin tapujos y hasta en doble sentido, Adriana siempre me repetía que yo para ella era  -en sus palabras- asexual, pues me veía como su hermano, que me quería con ternura y no le despertaba el mas mínimo deseo. Eso claro, llegaba a herir mi orgullo de hombre pues a todos nos gusta sentirnos deseados, admirados, aunque sepas que eso no pasará a mayores.

Pues mis amigos, las afirmaciones de Adriana causaron que me obsesionara por hacerle comer sus palabras, aquello era una mezcla de mis deseos ocultos por su cuerpo y las ganas de verla tener un húmedo orgasmo provocado por mi, su "tierno hermano". Así inicié mi perverso plan... la haría desearme hasta que a gritos me pidiera que la penetrara.

Pues bien, los dos nos utilizábamos comunmente como acompañantes de rumba, así que en una de esas salidas decidí actuar. Eran las 2 am y ya de regreso ninguno de los dos teñía sueño, sugerí entonces "inocentemente" a Adriana que compráramos una botella de ron y nos la tomáramos en su casa. A ella le gusto la idea y paramos a comprarla.

Esa noche mi mejor amiga llevaba puesta una camiseta de Mickey Mouse y les juro que las orejas del ratón parecían hechas en 3D, gracias a sus grandes y apetitosas tetas. Ya en la sala de su casa, los vasos de ron se desocupaban rápido mientras hablábamos, y yo le decía lo mucho que me gustaba como se le veía la camiseta. 

Adriana se reía socarronamente, pero le gustaba sentirse deseada por su mejor amigo, ademas sabía de sobra lo hipersexual que soy. Tal vez por los tragos o por el cansancio ella se acostó en el sofá y me pidió que le acercara el vaso, al acercárselo pasé rozando su teta derecha con el dorso de mi mano y no dijo nada, solo dejo salir sin intención un pequeño suspiro que la delató.

la suerte estaba echada, nuestra conversación se fue al tema sexual y comencé a alabarle esas hermosas tetas. Ella me decía que se me notaba como quería comérmelas con los ojos y sin siquiera pensarlo le propuse que me dejara tocárselas sobre la camiseta. Seria el efecto de los tragos pero Adriana no dudo mucho antes de responderme que las acariciara suavemente.

Al tacto me sorpendió como la calidez que desprendían sus tetas traspasaba la tela, por fin estaba sintiendo la redondez de sus senos, era todo un sueño hecho realidad. Mis manos viajaban deslizándose despacio sobre aquellas turgentes montañas que dibujaban una perfecta curva, apenas interrumpida por sus prominentes pezones que ya despiertos se alzaban tentadores, imponentes como deseando romper aquella tela.

Los labios de Adriana se abrieron un poco y su respiración aumentó un poco, mis caricias causaban los efectos deseados en ella. Mi boca se acercó a la suya y sin arrebatos comencé a besarla lento, con sensualidad más que con pasión para no desentonar con mis caricias.

Cada beso se hacía más algo que el anterior, nuestras lenguas se fundían en una sola boca de labios entrelazados. Mi mejor amiga besaba delicioso. Pero yo no perdía de vista mi objetivo, así que mientras disfrutaba de sus besos las yemas de mis dedos se apoderaron de sus pezones y haciendo círculos los pellizcaba suavemente, crecían entre mis dedos.

De pronto, siento como la mano derecha de mi mejor amiga acaricia mi pierna  casi sin quererlo, subiendo lento hacia el bulto que crecía bajo mi cremallera. No fue difícil para ella encontrarlo con sus ojos cerrados, pues bajo la tela de mi pantalón se marcaba el palpitante volumen de mi sexo, despierto ahora solo para ella.

Las manos de Adriana liberaron con habilidad a mi pene de su prisión de tela. Su tacto era cálido y su mano abraza con descaro el tronco venoso y rosado de mi sexo, la humedad que fluía desde la punta roja de mi verga le mojaba los dedos y facilita el movimiento cadente de su caricia desde la base hasta la punta.

Esta es la primera vez que pensé: "no que no te despertaba ningún deseo" y me sonreía al besarla. Decidí entonces subir su camiseta y acariciar sus tetas directamente, al descubrirlas tan suaves y cálidas no pude mas que seguir con mi boca lo que mis manos habían empezado, y pase a chupar sus pezones como el dulce mas esperado. 
Primero uno a la vez, luego los uní para meterlos al tiempo en mi boca. La punta de mi lengua acariciaba sus pezones, giraba dibujando su forma, sintiendo su textura rugosa, succionando hasta ponerlos rojos. Ahora, los ojos de Adriana permanecían cerrados y su boca abierta respirando jadeante sin parar de masturbarme.

Yo seguía besando, lamiendo, chupando esas desbordantes tetas que tanto había deseado, era un niño en una dulcería, y tras no se cuanto tiempo en esas mi mejor amiga musita las primeras palabras desde que habíamos empezado... "espera un momento".

Quedé congelado, ella se levantó para subir al segundo piso dejándome en la sala con una tremenda erección que apuntaba al techo y la idea de que se había arrepentido de tener sexo con su mejor amigo. Pero no, ella se fue a cambiar y llego en un pantalón de sudadera y una camiseta suelta.

Como me encontraba sentado en la mitad del sofá, al llegar no dudo en poner sus piernas una a cada lado y sentarse sobre mi. El sexo ardiendo de Adriana quedo sobre mi verga apenas separados por la tela de su pantalón, así que no demore en subir su camiseta y volver a sentir la piel blanca de sus tetas en mi rostro.

Mientras ella subía y bajaba sintiendo la punta empujando la tela, que ya comenzaba a mojarse, dentro de tu interior.  Baje mi mano por su espalda hasta meterse en su pantalón y descubrir que no llevaba ropa interior y que mis dedos podía jugar entre sus nalgas, hasta llegar a su hirviente vagina.

En ese camino pasé despacio mis yemas por su rosado ano, dando Adriana un pequeño brinco, luego me dirigí hacia sus labios vaginales. Explore entonces el interior de la Cuquita de mi mejor amiga con dos dedos, y al hacerlo ella me quería arrancar la lengua con su boca.

La sala de la casa de Adriana no tenía cortinas y se encontraba en el primer piso de la casa, así que desde la calle a esa hora de la madrugada nos podían ver perfectamente. Pero por mi parte eso le ponía mas sabor a lo que hacíamos, mientras que ella no creo que hubiera caído en cuenta.

Con la arrechera de ambos en su máxima expresión, mis caricias en su cuquita no bajaban en intensidad, es mas cada vez más eran profundas y ahí escuche esas palabras que tanto deseaba que Adriana dijera: "no aguanto más, métemela de una vez" y quien dijo miedo, le baje el pantalón de un solo jalón, con algo de su ayuda por aquello de su posición sobre mi.

Mi mejor amiga se volvió a subir sobre mi lista a cabalgarme, así que agarre mi verga y le puse la punta entre los labios abiertos de su Cuquita. Ahora, Adriana se dejo caer, clavándosela sola y sintiendo como mi tronco venoso y brillante abría su vagina, introduciéndome lentamente dentro de ella, hasta que mi sexo quedó incrustado desde la base hasta la punta dentro del suyo.

Mi mejor amiga inicio un salvaje mete y saca brincando sobre mi verga, tragándose la por completo y sacándola cada vez mas mojada en su lubricación. Nos mirábamos con morbo a los ojos y yo claro con la satisfacción de haberla hecho caer en la tentación.

Mis manos abrían las grandes nalgas de Adriana para facilitar que mi verga le llegara mas profundo y para controlar la velocidad de sus clavadas. Fue fácil aprovechar el desorden para deslizar mi dedo anular hasta la entrada de su apretado ano, y así comenzar a penetrarla con la primera falange en un masaje circular al ritmo de l movimiento.

Cuando ya tenía la mitad del dedo dentro del culo de mi mejor amiga podía sentir mi verga entrando en ella y en mi  rostro sus enormes tetas dándome golpes en las mejillas. Era el paraíso, era el mismo infierno, eran mi sueño mas morboso hecho realidad.

En medio de la culiada que nos estábamos dando, lo siguiente que le escuche a Adriana decir entre gemido y grito fue: "Me voy a venirrrr". Las contracciones de su vagina que me apretaban la verga, como queriendo chuparla hacia su interior, junto con su cara de arrechera hicieron que también me viniera a chorros contra las paredes de su vagina.

Al recobrarnos de aquel devastador orgasmo simultáneo mi mejor amiga y yo nos miramos un largo rato sin decirnos nada. Ahí estábamos los dos desnudos en el sofá de su sala, ella empotrada sobre mi, con mi cara entre sus enormes tetas y mi dedo anular enterrado en su culo. Una imagen que nunca hubiera soñado.

Con la complicidad mas íntima que alguna vez haya tenido con cualquier otra mujer en mi vida, nos dimos un beso húmedo y cargado de lujuria que ninguno de los dos quería terminar. 

Y así, sin vestirnos subimos a su habitación y dormimos en cucharita hasta el otro día, cuando nos despertaron unos fuertes golpes en la puerta, era la mama de Adriana que preguntaba enojada por el reguero de ropa que había en la sala y la mancha que decoraba la mitad del sofá.

* Nombre cambiado 

VENGANDOSE DE SU NOVIO

Allí estaba yo en la sala de su apartamento con mi cara entre sus grandes nalgas morenas dándole lengua a todo lo largo de esacuquita, que emanaba jugos como si del diluvio universal se tratara. Quién me iba a decir que estaría en esas con solo dos semanas de conocerla, y es que el día que Coni entró en la oficina era otro día mas y ella era otra persona más que me presentaban por cuestiones de trabajo.

Eso si mientras me hablaba no podía dejar de mirar su cuerpo de mujer costeña, enfundado en un vestido elegante pero que revelaba esa cadera ancha, con senos pequeños pero firmes que formaban un escote atrayente, casi hipnótico; una sonrisa hermosa que brillaba entre ese matorral de cabello negro ensortijado que caía por sus hombros y espalda. De toda esta escena lo que mas contrastaba con su imagen de hembra colombiana era sumarcado acento gringo, tras toda una vida de vivir en los Estados Unidos.

Me descubrí en mitad de la charla morboseándola, sin haber escuchado mayor cosa de lo que me decía, pero con la seguridadde que mi rostro no reflejaba ninguno de mis pensamientos lujuriosos. Al finalizar la charla nos entregamos los respectivos msna sabiendas de que este medio seria mi celestina, con lo que no contaba era que mis ocupaciones me desconectarían varios días; lo que sumado a la actitud seria de Coni me restaban los deseos de comunicarme con ella bajo alguna disculpa.

Pero como dicen por ahí "al que le van a dar le guardan", resultó ser la misma Coni la que escribió una tarde por el msn entablando una charla amistosa, con un tono mas cálido que el de la primera vez; tras una hora de conversar los temas que tratábamos se volvieron mas íntimos y luego de confesarme que le gustaba me invito a pasar por su apartamento a visitarla después del trabajo, prometiéndome una larga mamada de la que ambos teníamos ganas (me encanta lo directas que son las costeñas).

Al llegar me estaba esperando con el cabello alborotado, en un pantalón holgado que le marcaba ese culo grande y duro, junto con una blusita de gran escote que me daría acceso a tus tetas morenas, se veía deliciosa. Parecía igual de seria que el primer día pero sus ojos brillaban con cierta picardía que me aseguraba que la charla de la tarde la había calentado y al acercarse a saludarme con un beso en la mejilla, le dije sino me iba a saludar bien y el beso pasó a ser en los labios, largo y húmedo como deben ser los besos deseados.

Mientras Coni me besaba sus dedos no dudaron en pasarse suavemente sobre mi bragueta, que a estas alturas palpitaba conla calidez de su toque, luego sentí toda la palma de su mano delgada posándose sobre mi pene atrapado bajo la tela del pantalón. Ahora mis manos se aferraban a cada una de sus nalgas, al tiempo que sentía una caricia rítmica de arriba a abajo en mi miembro junto a su boca chupándome la lengua, lo que incendio mis ganas de sentir esa  misma boca mamándomelo.

Mi mano dio el siguiente paso deslizándose furtiva entre su pantalón, para notar que la muy arrecha de Coni no se había puesto tanga, ni nada, así que mi mano se encontró con un chochito depilado, mojado y ardiendo; que no dudo un segundo en tragarse mis dedos como una aspiradora, mientras yo le decía al oido lo putica que era por estar así de caliente dejándose dar dedo de alguien que apenas conocía, en mitad de su sala sabiendo que tenia novio y que vivia con él. Lo que pareció arrecharla aun mas.

Me decía que esa era la forma de vengarse de su novio por unos cachos que ella le había perdonado, pero no olvidado (tan raro) y asi era como se cobraba, diciendo esto Coni se ponía de rodillas para bajarme la cremallera y sacar con sus manos delicadas mi pene que palpitaba brillante y con la cabeza de un rosado encendido, en seguida acerco su carita que ahora parecía de niña mala y con una sonrisa mirándome a los ojos empezó a darme una mamada deliciosa, que empezó lenta pero luego terminó con un ritmo frenético.

Me senté en un sillón de la sala y Coni sacó sus tetas al aire para que pudiera chupar con mas comodidad sus pezones cafecitos y parados,ella seguía pajeandome con fuerza, como si quisiera sacarme hasta la ultima gota; y así fue tras veinte minutos de vernos a los ojos nos vinimos al tiempo, mientras nos masturbabamos mutuamente y nos deciamos las cosas mas sucias como en una competencia por ver quien aguantaba más.

Su mano quedo empapada de mi leche mientras la mía igual de sus cálidos jugos, así que mientras ella se esparcía mi leche por sus tetas yo chupaba uno a uno mis dedos con su sabor impregnado en ellos, siempre mirándonos a los ojos. En seguida su boca volvió al punto de origen de mi placer para no dejar decaer a su futuro atacante, no paso mucho para que de nuevo en pie de lucha sacara mi pene de su boca, dejando un pequeño hilo de saliva uniendo sus labios a la punta brillante de mi ariete.

La desvestí mientras le decía lo puta que era y como me encantaba que fuera así, sin dejar de mirarnos se sentó de fente a mi enterrándose la extensión venosa de mi verga para cabalgarme con ansías, como si estuviera poseída por un vaquero de rodeo jajaja. Luego cambiamos poniéndome sobre ella mientras abría al máximo sus piernas y me deleitaba con la imagen de su chochita siendo clavada una y otra vez. Me vine delicioso en su interior llenandola completamente pues al sacarlo ríos blancos salian por entre sus labios goteando en el suelo junto al sillón.

En algún momento Coni se levanto para ir al baño y cuando regreso meneando sus caderas desnudas con su carita de diabla, solo se paroe espaldas a mi poniéndome el culo en la cara, se agachó sin doblar las rodillas y abriéndose las nalgas con las manos me invito a que le comiera ese culo que tanto me había gustado desde que la vi. Asi que como un sediento en pleno desierto comencé a lamer en toda su extensión esa cuquita de costeña arrecha, mi lengua hacia malabarismo en su interior y dibujaba cada rincón de sus labios. Luego pasaba a su apretado culito que como una puerta inexpugnable iba cediendo a mis lametazos, abriéndose lentamente hasta llegar a chuparme la lengua tan bien como lo hacia su propia boca.

Asi, con el olor de hembra caliente inundando mi nariz separe mi cara húmeda de sus jugos y dirigí mi pene a esa entrada gloriosa, sin darle tiempo a pensar la traje hacia mi y con su propio peso se ensarto mi verga hasta la base, en ese infierno que era su culo. Coni solo dio un gemido largo y gutural, tras unos segundos ella misma empezó el sube y baja acompañado de gemidos mas profundos, que sin lugar a dudas los vecinos escucharon sin sospechar que no se los propiciaba su novio.

Mientras la sujetaba de esas hermosas nalgas morenas para manejar el ritmo y veía como se tragaba el tronco venoso de mi sexo, no dejaba de pensar que en cualquier momento podría entrar su novio y encontrarla ensartada por ese culazo, como me excitaba eso. No paso mucho tiempo para que las sensaciones placenteras de esa enculada nos provocara a ambos orgasmos salvajes, tan intensos que descargue hasta la ultima gota en su interior  mientras que ella se desplomaba sobre mi pecho aun clavada y con las piernas brillantes de humedad.

La respiración de cada uno se fue relajando y yo sentía las pequeñas gotas de sudor de su espalda cuando se pegaban a mi pecho,resbalando hasta el punto donde aun nos encontrábamos unidos como eróticos siameses. Mis manos jugaban sobre su sexo apenas rozándolo dibujando con la yema de mis dedos los contornos de sus labios rojos de tanto desenfreno. Los minutos pasaron lentos en ese éxtasis pero ya era hora de arreglarnos, así que cada uno se organizo, abrimos las ventanas del apartamento y arreglamos la sala.

Nos tomamos un cafe y en el segundo sorbo sonó el timbre de la puerta, era su novio con quien nos saludamos efusivamente y tras una charla amena de 10 minutos me despedí con la disculpa de la hora, tan solo cruzar la puerta pude volver a sentir su olor a hembra en mi mano, como la marca indeleble del pecado más delicioso que sin duda repetiría siempre que ella quisiera.

Un abrazo a todos y espero que les guste, después contaré mas historias

SIGUE LA HISTORIA CON MI SECRETARIA

Después de un buen tiempo sin escribir retorno a contarles las aventuras con mi secretaria Moni, como ya les había narrado en mi anterior relato lpasión ya se había desencadenado entre los dos desde ese primer día en que nos conocimos.

Pero poco a poco nos fuimos volviendo mas arriesgados no solo en nuestras charlas por msn, sino que ya aprovechábamos para rosarnos descaradamente al pasar por los estrechos pasillos o tocarnos como quien no quiere la cosa frente a todo el mundo; a Moni le encantaba darme la espalda solo para rozarme con su hermoso culo en un movimiento calculado para hacer reaccionar mi pene y es que sus nalgas duras le daban una caricia sostenida a mi sexo que me incitaba a violarla ahí mismo en medio de la oficina.

En alguna ocasión nuestros calentones por el msn llegaron al punto de decirle que iría hasta su puesto de trabajo, en medio de la jornada y con todos los compañeros trabajando en sus puestos, y se lo sacaría frente a su cara solo para que me diera una chupadita de carrera a la cabeza de mi pene. Y ante su incredulidad, tratando eso si de ocultar mi erección con alguna carpeta, llegue frente a su cara de niña traviesa y empecé a bajar mi cremallera sin afán, Moni se mordía el labio inferior y empezaba a sonreír de forma diabólica mientras yo agudizaba el oído y giraba mi cabeza para que, ni mi jefe que estaba en su oficia a 3 metros de nosotros ni ninguno otro de los otros compañeros de la oficina nos fuera a descubrir.

Mientras escuchaba el tecleo en los computadores y a alguien hablando por teléfono fui asomando la cabeza rosada y ya húmeda de mi pene por la cremallera del pantalón, hasta tenerlo todo al alcance de sus manos. Moni no se hace de rogar así que se acerca en su silla de secretaria y cogiéndome el tronco venoso del pene agacha su boca sin dejar de mirarme a los ojos hasta engullir la cabeza, uffffff..... puedo sentir esa calidez de su boca y como su lengua juguetea con la piel sensible de la cabeza, Moni lo estaba disfrutando y yo también, aun más sumado al riesgo de que algún despistado cruzara por la recepción en ese momento y nos pescara con mi verga en su boca.

De pronto sin aviso, de un tirón, se engulle la longitud palpitante de mi pene hasta sentir su respiración pegada a mi vientre y su campanilla rozándome la punta, para luego sacarlo despacio mientras veo como se forman dos huequitos en sus mejillas al succionar; los ojos de Moni me dicen todas las ganas que tenia de hacerlo. Sin afán la secre saca mi pene brillante de su saliva, le da un besito en la puntica y me sonríe de nuevo con esa mueca de muñeca lujuriosa que me encanta.

Volví a guardarmelo y camine con la carpeta tapando la evidencia de una erección sin eyaculación, eso si no fue sino sentarme en mi silla para ver pasar a mi jefe rumbo a una cita, sin que se imaginara la escenita que nos armamos con Moni a tan solo unos metros de su oficina. El escritorio de mi jefe y su asiento también fueron protagonistas en muchos de nuestros encuentros con la secretaria candente, porque le encantaba chupármelo de rodillas y que le cogiera el cabello en una cola, para marcarle el ritmo de la mamada, pero todo eso como dicen en las películas es otra historia que después les contaré.

Un abrazo a todos